MITOS DE AREQUIPA

DOS MITOS EN TORNO A AREQUIPA
LA CUEVA COMEGENTE.
Dentro de los mitos arequipeños se encuentran los de Cayma. Cuentan los antiguos pobladores de estas tierras altas, cercanas al Chachani, que desde épocas que se pierden en la memoria de los abuelos, se decía de una cueva -otras versiones hablan de varias- que se ubicaban a las faldas de la montaña de nieves perpetuas y que atrapaba a la gente en su interior. Era algo así como la garganta del Chachani, o una de tantas que ayudados por los extraños cantos que profería la zona -probablemente por acción del viento- atraía la curiosidad de los arrieros que circulaban por la zona de paso a la sierra interna de Arequipa. Por supuesto también los había que habiendo escuchado sobre el famoso Tesoro de los Jesuitas, enterrado según las leyendas en las inmediaciones del ya citado Chachani, se acercaban a dichos parajes con la intensión de hacerse ricos de la noche a la mañana, siendo presas, una vez al interior de la montaña, de un estado extraño -diríase cataléptico, dormido- en el que parecían muertos; pues no se movían, ni respiraban, no obstante su sangre se mantenía caliente, aunque el corazón no les palpitara más. Era como si la montaña le hubiera quitado la vida; pero a la vez conservara el cuerpo congelado; pero como ya lo hemos dicho, inexplicablemente caliente e incorrupto.
LAS MONTAÑAS
Sobre los mitos de las montañas de Arequipa existen variadas versiones, desde la presencia de seis hermanos o Apus (Ampato, Coropuna, Sabancaya, etc.) que encontrando el mejor lugar dónde quedarse a vivir, decidieron en cruenta lucha, ganarse el derecho por esta tierra, hasta la de la montaña o progenitor dormido que dejó su cuerpo sobre el Pichu Pichu para recuerdo y veneración que le harían sus hijos. No obstante hemos elegido la que nos pareció más rica en su simbolismo y contexto.
Cuentan los mitos de un pasado ya remoto, que al inicio de los tiempos una montaña (el Apu Pichu Pichu) se enamoró irremediablemente de su vecina (el volcán Chachani) y que los dioses no vieron con buenos ojos esta relación; pues sus razas no eran las mismas, siendo el primero de roca y el segundo de nieve, así que decidieron levantar un guardián en medio de los amantes y así nació el Misti (*), que hasta hace unos siglos era el Apu que no tenía un único nombre. Fue así que el Pichu Pichu renegó contra la pacha mama y blasfemó contra los dioses que alumbran el cielo de día y de noche, por lo que la Pachamama se vengó y el cielo se abrió en turbias cataratas, de manera que el Apu varón, poseído por el miedo, cayó de espalda sobre la cumbre más alta y quedó convertido en piedra y dormido en el lugar hasta el final de los tiempos (El indio dormido).
(*) El nombre Misti no tiene que ver con su nombre original. Más bien, cuentan los mitos que el Misti tenía otra denominación: el Machu Putina que significa "el viejo volcán", mientras que Misti, significa "blanco" (como el volcán siempre tuvo nieve le llamaron así). Pero los nativos de la zona le quitaron el nombre original como castigo, por haber erupcionado.
Otra versión da cuenta de que "Misti" es una denominación que proviene de la palabra castellana "mixto" (mestizo, mezclado). Así mismo dicen terceros que Misti en quechua sería "Señor", aunque otros afirmen que dicha palabra no es quechua, ni aymara, tampoco puquina.
La palabra Misti aparece por vez primera en 1787 en Las Relaciones de la Visita de Arequipa, por el Gobernador -Intendente Antonio Álvarez y Jiménez. Antes de ello le llamaban solamente "El Volcán".
ORIGEN DE CHILE PROVIENE DE AREQUIPA

EL ORIGEN DEL NOMBRE CHILE, PROVIENE DE AREQUIPA
Por: Pablo Nicoli Segura (*).
"Cuando llegaron los primeros españoles a nuestra costa, preguntaban por el nombre del país a un indio, les contestó éste Berú; luego mirando el río dijo Pelú y señalando después a los extranjeros al interior del país, Pilú; que entonces los dichos españoles respondieron; "¡Acabemos! Por aquí todo es Perú". De esta ocurrencia graciosa vino el nombre que en la actualidad tiene nuestro país. (Paz Soldán, Geografía del Perú. Vol- I, página. 27).
Si uno tiene la oportunidad de contemplar los primeros mapas del siglo XVI y XVII, de esta parte de América, se encuentra de lleno con la sorpresa de que nuestra Arequipa ocupa buena parte de la geografía del norte de Chile. En Dichos mapas se lee textualmente al referirse a nuestro vecino país: "Chili" y no Chile; por tanto es lógico pensar que Chile es una derivación fonética de Chili, tal y como la escribieron los cartógrafos de aquellas épocas.
Según algunos autores la palabra Chili deriva del vocablo quechua "Chiri" que en español significa "frío".
Según Ventura Travada y Córdova, en su libro El suelo de Arequipa convertido en cielo (1752), dice que el nombre Chili deriva de Chilina, nombre que sería aún más antiguo. A su vez "Chillona es el nombre de una paja que crece en las regiones frías de los andes, para los naturales era la chilligua, la utilizaban para tejer sogas..." (Cayma Historia, Tradición y Cultura, Félix Gallegos).
Por otro lado en el libro: Arequipa, su pasado, presente y futuro, página 23 (Biblioteca Inst. Nacional de Cultura) se dice textualmente: "Los Chilis se establecieron en los flancos y taludes por donde se desliza el río de Arequipa, al cual dieron su nombre".Estaría hablándose de un pueblo que ocupó estas tierras antes de la llegada de los españoles, lo cual nos parece sumamente interesante para investigar.
Dicen otros textos que Chili en idioma aimará significa "cascabel", por lo ondulante del paso del río a través de las montañas o por el ruido que hace el río cuando arrastra las piedras (Historia Sintética de Arequipa, Víctor N. Benavente).
"El Tahuantinsuyo fue dividido por el Rey de España en dos Gobernaciones: La Nueva Castilla para Pizarro y la Nueva Toledo para Almagro. Arequipa caía dentro de los límites de la nueva Toledo, que llegaba por el sur hasta el actual Chile (conocida como la Araucana). (Diario El Pueblo, 15 de agosto del 2004).
Documentos avalan el hecho de que del valle de Arequipa salió la expedición de Pedro de Valdivia a la conquista de Chile en 1539 (Imagen y Leyenda de Arequipa, página 54).
Carta de Pedro de Valdivia al emperador Carlos V (9 de julio de 1549)
Al emperador Carlos V.
Santiago, 9 de julio de 1549.
Sacratísimo e invictísimo César. Habiendo, a imitación de mis pasados, servido a V. M. donde me he hallado y en estas partes de Indias y provincias desta Nueva Extremadura, dicha antes Chili, y últimamente en la restauración de las del Perú a su cesáreo servicio en la rebelión de Gonzalo Pizarro bajo la comisión del Licenciado de la Gasca, Presidente en la Real Abdiencia de los Reyes, que por el poder que de V. M. trajo me dio la autoridad de su Gobernador y Capitán General en este Nuevo Extremo...
En la década de los setenta la forma que tenían los chilenos de despedirse de un peruano era: ¡hasta Arequipa! Es probable que la memoria colectiva argumentara que nuestra ciudad les pertenecía de alguna manera, siendo parte de la Nueva Toledo.
El historiador Chileno Ricardo Latcham señala que "el nombre Chile lo trajo -a su país- un grupo de aborígenes mitimaes transportados por los Incas a estas tierras, pues existía en el Perú una región que tenía un río de ese nombre". ¿Qué río sino el de Arequipa, además de su aproximación geográfica?
Por su parte el jurista e historiador, Francisco Mostajo -insigne investigador arequipeño- en su artículo: Aporte para la historia de Arequipa, publicado en el libro Prosistas e Historiadores, edición 1958, apunta: (...) que Pizarro señaló expresamente la orilla oriental del río Chile (el subrayado es nuestro), o sea Colesuyo, a fin que su comisionado no fuera a contravenir la ordenanza sobre poblaciones expedida por Carlos V en 1523 (...) Queremos remarcar que si bien en otros apartados de la misma obra Mostajo se refiere a Chili como el nombre del río que discurre por Arequipa, en esta parte que es literal (del padre Calancha, Crónica moralizadora, pág. 47 y este a su vez de Garcilaso de la Vega) la fuente más antigua, lo define comoChile. Pensamos que a partir de una de las dos riveras de este rió se pudo haber considerado la división de la Nueva Castilla y la Nueva Toledo, y por este motivo, todo lo que quedaba hacia el sur pertenecía a lo que hoy es el país de Chile. Geográficamente quizás el paralelo asignado como separación no concuerde del todo; pero los mapas de aquellas épocas apenas si se aproximaban a la exactitud real, a la que estamos acostumbramos hoy con los adelantos tecnológicos.
Algunas fuentes chilenas concuerdan que el nombre de su país tiene su origen en un ave de la zona (o en el sonido que provocaba la misma); pero esto no parece tener mayor peso que lo meramente tradicional.
Algunas fuentes chilenas concuerdan que el nombre de su país tiene su origen en un ave de la zona (o en el sonido que provocaba la misma); pero esto no parece tener mayor peso que lo meramente tradicional.
Por otro lado tampoco nos parece extraña la relación de sonido entre Arequipa y Arica, que además fue tierra peruana hasta después de la Guerra del Pacífico; pero ese es otro tema.
En conclusión, lo más probable es que el origen más remoto del nombre Chile, proviene según las fuentes citadas, del nombre del río que discurre por Arequipa.
(*) Extraído del libro del mismo autor Mitos y Leyendas de Arequipa, edición 2008.
NOTA IMPORTANTE: El Gobierno Regional de Arequipa, en su colección Biblioteca Juvenil, libro 6, Arequipa y los Viajeros, publicado en 2010, página 199 nos dice a la letra: Chiri o Chilli, equivale en la lengua quechua a "región fría". Un camino que le costea, llámese chilina (...) Esta casi averiguado que ese camino fue el que siguió, hasta las riberas del Maule, el Inca Yupanqui, conquistador de Chile, detenido en este punto por la indomable fiereza de los araucanos.
Don Manuel Vicuña, vecino de la ciudad de Arequipa, y constructor del camino de esa ciudad a Puno, observa que el nombre de Chile debe derivarse de la palabra chire o chillí, y creo bien fundada su presentación. (Santiago Estrada, diplomático argentino, 1835-1891).
El subrayado es nuestro.
HISTORIAS INSÓLITAS EN TORNO AL VOLCÁN MISTI

Por: Pablo Nicoli Segura.
Según se afirma en el libro: El Misti biografía de un volcán, de Pablo Masías, (edición 1977, páginas 118 y siguientes) son varios los cadáveres de personas -conocidas o anónimas- que se han encontrado a lo largo de los años en las inmediaciones de nuestra montaña más famosa.
A lo largo de la historia de Arequipa se han extraviado infinidad de personas al intentar escalar sus pedregosas y también resbaladizas laderas. Uno de los casos menos difundidos fue el de los excursionistas ingleses Ryder y Rothwell que desaparecieron sin dejar rastro alguno en el año de 1878, según lo informó en su momento el Diario La Bolsa de Arequipa. Situación opuesta en su difusión fue el sonado caso de la desaparición de las dos teresas (Teresa Yaqueto y Romero) con un año de diferencia; aunque coincidentemente en el mismo mes de octubre de 1977 y 1978 respectivamente. En ambos casos las dos mujeres desertaron de su intensión de ascender al volcán -sólo llegaron a sus faldas- por encontrarse imposibilitadas físicamente. En ambos casos los familiares de las personas desaparecidas pidieron una investigación a las autoridades para dar con el paradero de sus parientes; pero nunca fueron encontradas. La tesis más viable fue que habiendo quedado rezagadas del grupo que ascendía al Misti trataron de regresar solas a la ciudad y quizás -esto es solo especulación- fueron abordadas, cada una en su momento y contexto- por algún personaje oscuro o una banda de estos que las ultrajaron y sepultaron para borrar las evidencias. La otra tesis de que habrían caído por algún precipicio hubiera terminado por dar como resultado el encuentro de sus cuerpos.
En 1979 el Club de Andinismo halló el cadáver de una joven, todos pensaron se había hallado el cuerpo de alguna de las teresas; pero las investigaciones y la certificación por parte de los parientes arrojaron que no se trataba de ninguna de ellas.
Otros casos no menos extraños se han sucedido en el lugar como fue el de un cadáver momificado de mujer -en la década de los 70- cerca del cono del volcán y que solo llevaba un tipo de ropa interior de nylon. Según Masías el periodismo se preguntó sino la habrían lanzado desde un avión...
En abril de 1996 se encontró otros restos humanos en las faldas del Misti, esta vez de un hombre que según el peritaje criminalístico habría permanecido sin vida más de un año en dicho lugar.
Por generaciones algunas personas de conocimientos ancestrales han hablado del famoso pago a la tierra, costumbre que habrían heredado los hombres desde épocas PRE-Incas y que en algunos casos consistía en el sacrificio de alguna bella jovencita para ofrecérsela al volcán o Apu (el caso más conocido para nuestra región sería el de la dama del Ampato, o Momia Juanita) (*). Pues para bien o para mal algunos opinan que dichas costumbres aún podrían estar vigentes en las mentes de ciertos pobladores andinos que podrían ser los responsables del consiguiente secuestro y sacrificio de jóvenes para que la montaña no vomite su fuego. Esta sería una forma de explicar la desaparición de las dos teresas en la década de los setenta.
Para terminar agregar que según otras fuentes especulativas que rayan con el estudio de los monstruos (criptozoología) y otras especies ignoradas, traemos a recuerdo la publicación de la revista Fantástico del Diario Arequipa Al Día, que en su edición del 29 de octubre del 2003 (coincidentemente octubre) publicó la experiencia sufrida por un joven andinista local -Carlos Flores- quién relató haber visto (en una de sus ascensiones al Misti) a una criatura de facciones humanas (pero con excesivo pelo amarillento en todo el cuerpo, pues nos llevaba ningún tipo de vestimenta), cruzar cercano a su campamento nocturno y cuyas huellas -no humanas- se hicieron patentes por la madrugada.
Estaríamos hablando de una suerte de Yeti sudamericano o Macón, como se le ha llamado a una criatura peluda vista en otros lugares de los andes. Ahora bien, ¿por que traemos a colación esta última historia? Bueno, no es difícil tratar de relacionar al supuesto Yeti arequipeño con las misteriosas desapariciones de los aventureros ingleses y especialmente el de las dos teresas; además de otros expedicionarios nunca hallados...
A más de 30 años de los incidentes famosos de las dos teresas, probablemente nunca encontremos respuesta a sus curiosas desapariciones y esperamos que nunca más se vuelvan a dar tales sucesos que rayan con lo inexplicable.
Nota: En el próximo número de Enigmas presentaremos un especial sobre criaturas extrañas en América del sur emparentadas con los hombres peludos y otros.
(*) Además se han encontrado restos de tales sacrificios en las cumbres del Hualca Hualca, el Mismi, y altares ceremoniales en el mismo Misti, así como otras construcciones bastante antiguas cercanas al cono. /

ATLANTES Y GIGANTES, DIOSES Y SIRENAS EN AREQUIPA
Detalle Catedral de Arequipa

"El hombre de hoy, en el fragor del trabajo continuo, casi nunca
mira lo que le rodea. Por eso, se le ocurre, una de las más bellas creaciones de la
arquitectura clásica, LOS ATLANTES, los que llaman su atención".

Por: Pablo Nicoli Segura.
Email: nicoli_pablo@hotmail.com
Siempre he tenido debilidad, o cierta preferencia por las esculturas clásicas, que por alguna razón, y desde niño, me han dado la extraña sensación de que en ciertos momentos cobrarían vida o se echarían a andar. Tengo algunos cuentos publicados con esta idea. De allí mi afición por todo lo que tenga que ver con el tema a continuación presentado.
Poco o nada se ha escrito sobre los dos atlantes, o esculturas arquitectónicas, que se ubican, uno a cada lado de la ventana superior que se encuentra encima del ingreso principal de la Catedral de Arequipa (VER FOTOS, arriba). Y si poco se ha dicho al respecto, es porque al mostrar -dichas esculturas- dimensiones más o menos naturales, además de estar ubicados a una altura medianamente considerable, la gente no repara en los mismos, sumado a que su falta de coloración los camufla con el frontis de la iglesia mayor. Sin duda es un detalle de la fachada único en Arequipa y de notoria influencia clásica, representaciones que seguramente fueron colocados allí por orden del maestro cantero Andrés de Espinoza, quién diera inicio a la construcción de la catedral en 1624 y que incluso resistieron incendios y terremotos posteriores. Se trata de dos figuras humanas con las manos alzadas junto a la cabeza, como sosteniendo parte de la estructura o ábaco, poseen un cuerpo indefinido, entre el de hombre y de niño, pero con rostro decididamente adolescente, las piernas son inexistentes y se pierden en un detalle de follajería, abdomen crecido, quizás producto del esfuerzo de sostener el peso, cabellos ondulados, y están desprovistos de ojos, sólo unos cuencos vacios, lo que les otorga una expresión de frialdad. Estas esculturas tan particulares y únicas en nuestra ciudad fueron la imagen que presenté en la tapa de mi primer libro Arequipa y sus Misterios que en su primera edición de 22 que lleva hasta hoy, era un libro azulino y con uno de dichos atlantes (de la Catedral) que por cierto casi nadie reconoció.
Dichas esculturas de nuestra iglesia mayor nos hacen recordar -por su origen mitológico- otra no menos importante que se sostenía encima de la casona ubicada en la esquina de las calles San José y Peral -se trataba de una escultura del dios atlas cargando sobre sus hombros el mundo- , edificación construida en la primera quincena del siglo XX (VER FOTOS, abajo) (aún existente y reformada, salvo la escultura que fue retirada luego que se quedara colgando, peligrosamente, a consecuencia del terremoto del año 58), sólo podemos hacer notar que la familia que mandó construir esta propiedad o quinta, apellidaba justamente Espinoza. ¿Se trataba de descendientes del constructor de la Catedral o sólo es una casualidad?
Ahora bien, a tan sólo una cuadra y pasos de distancia, se yerguen otras figuras clásicas que representan a dos sirenas (trabajadas en piedra sillar) y que están ubicadas en la portada lateral de la iglesia de la Compañía de Jesús -la que se mira de la calle Álvarez Thomas-, imágenes que son bastante más conocidas por la gente y promocionadas por el turismo de hoy, estas deidades mitológicas acompañan a otra imagen central, la de Santiago ecuestre matando moros.
Otro detalle, la pileta de la Plaza Santa Marta también alberga a otro dios, esta vez romano, Neptuno (el Poseidón griego) obsequio del otrora Alcalde Don José Miguel Forga Selinger, en 1924. La escultura del dios oceánico fue confeccionado en Italia en el siglo XIX en mármol de carrara y formó parte inicial del adorno clásico de la casa de la familia Forga en la ciudad italiana de San Remo, de dónde se trajo para ser donada y erigida en la Plaza en cuestión, que se le designaba hasta hace unos años como España, puesto que el ex Alcalde tenía esa nacionalidad (*).
Neptuno, junto a los otros personajes ya citados, concluye nuestro corto paseo por los lugares que suman esculturas mitológicas en nuestra ciudad, salvo que usted, amigo lector, nos aporte la suya.
Para concluir, un pedido, la iglesia local podría poner en valor los dos atlantes de la fachada de nuestra Catedral, ya sea dándoles una tonalidad diferente al conjunto y que resalten o atrapen la mirada, o bien, iluminando estas dos representaciones arquitectónicas de manera dirigida, con reflectores nocturnos.
(*) Se trata del mismo personaje que mandó construir el famoso Castillo de Mollendo, que se ubica frente al mar y que en sus mejores tiempos lucía una serie de esculturas clásicas.

FOTO DE ORIGINAL DE 1920 DEL CITADO ATLAS AREQUIPEÑO.

Agregado: Las fotos de abajo pertenecen a una casa de Mollendo (Arequipa) -calle Blondel 341- donde se aprecia dos sirenas de aprox. 0.70 cm de alto. Probablemente la única casa de esta ciudad portuaria con un detalle arquitectónico tan ajeno a nuestro arte. Uno de sus residentes de verano, nos dijo que bajo la casa encontró una gran cantidad de carbón (bajo el piso y formando parte de los cimientos). Ignoramos el porque de esto y el uso que se le pueda haber dado. ¿Algo de misterio no?


No hay comentarios:
Publicar un comentario